Noche de joyas

Amigos. Sangría. Jazz en vivo. Brillo dorado. Mariquitas. Risas. Caballitos de mar. Rica conversa.
La presentación de la nueva colección de Tartá, en el restaurante Mañoco, fue un encuentro entre amigos y coleccionistas de accesorios.
La colección 2010 de Flor e Ileana muestra sus andanzas creativas. Han jugado con nuevos materiales como el nácar y la madera nazareno.
En los diseños de Ileana predominaron los collares largos con dijes de madera en forma de hojas, y dijes de tagua tallados como peces y libelulas. Flor se inclinó por los aretes usando corales, cadenas y detalles delicados como camafeos y mariposas de tagua.
Lo que ellas escogieron lucir esa noche habla de su exploración y la esencia de la marca. Flor eligió una pieza circular de cocobolo, un regalo del artesano wounaan de la marca, que ella intervinó desarmándolo y colocándolo en un cordón de oro. También llevó su primera pieza Tartá, un semanario diseñado por Ileana, que mezcló con pulseras de cocobolo de diferentes gruesos.
Ileana llevó los aretes que bautizó Asian princess, para los cuales se inspiró en la forma de los aretes artesanales que descubrió en una foto que mostraba a una mujer vietnamita con su bebé atado a su espalda, trabajando en un máquina de coser bajo un higuero. Su interpretación de aquella escena lleva un calado de flores en plata bañada en oro.
Dicen que el packaging es importante, y en el caso de Tartá no lo es menos. Las bolsitas que envuelven cada pieza de la marca son elaboradas a mano por la madre de Ileana, María Luisa, con la tela que las indígenas emberá-wounaan utilizan envuelta a manera de falda. Son Flor y su mamá, Daria, quienes se lanzan en la búsqueda del textil de las bolsitas.


La inspiración




La imagen de la tortuga de Tartá representa su inspiración en la naturaleza.


La joyería de Tartá, diseñada por Ileana Pérez Burgos y Flor Carvallo, utiliza únicamente técnicas artesanales, que llevan siglos haciéndose, y las adapta a la vida moderna, siguiendo el gusto de la mujer de hoy.


Sus piezas, que mezclan la artesanía wounaan con la orfebrería artesanal, son un homenaje a la madre naturaleza a través de la moda.


La marca aterriza la acelerada vida de hoy con algo que no es artificial, ni industrial, ni pasajero sino una obra única, que lleva la entrega de las manos que la confeccionaron.


Las joyas de Tartá son confeccionadas en plata, oro y plata bañada en oro, también llevan piezas talladas en madera cocobolo, semilla de tagua, concha nácar, y tejido de cestería emberá-wounaan.


La marca solo utiliza madera de árboles que han caído por sí solos; y los colores de las piezas de cestería se logran con tintes vegetales.