Album de colección













Estas son algunas piezas de la colección 2012, inspirada en el mar con detalles de caballitos de mar y esqueletos de erizos de mar.
Los aretes de lagrimas se inspiran en el estilo gitanilla y el peinetón español y el panameño.


Durante semanas la mesa de comedor de mi apartamento no dejó espacio para los platos. Estaba invadida por cuadernos, lápices, portafolios, medallas de paja, tortugas de tagua... Todo lo que se acumula cuando me siento a diseñar, y que me rehuso a guardar porque cualquier minuto libre es valioso para avanzar en el tarea.

Cuando mi primera hija apenas tenía unos seis meses, me atreví a presentar mi primera colección de joyas en un coctel en casa de mi profesora de diseño Lotty Bentham. No recuerdo una etapa de mi vida más ajetreada que aquellos primeros meses de mamá primeriza, sin embargo, descubrí que entre la locura de todo lo que hay que hacer, la maternidad me llenaba de una nueva capacidad de expandirme y extender mi tiempo, mi creatividad, mi capacidad... Aunque, la mayoría de las veces me arrastro del cansancio y se me quedan sin hacer un millar de pendientes.

Justo en esas ando ahora. Cuando me enteré de la llegada de mi segundo bebé, enseguida puse varias tareas on hold. Sencillamente no cabrían en las metas de este año ni en los primeros meses del próximo. Entre esas estaba, por supuesto, sentarme a diseñar una nueva colección. Además con mi amiga Flor Carvallo retirada de esta faena, me faltaba esa brisa bajo las alas para darme el empujón.

Pero cuando una pretende no mirar más por una ventana, viene otra amiga -que para eso están- y te fuerza a mirar por otra. Así recibí la llamada de la diseñadora de modas Teresita Orillac para preguntarme si podía diseñar los accesorios que acompañarían sus atuendos en la semana de la moda panameña. ¡Zas! Quedé montada en el patín otra vez, planeando una colección más grande que las anteriores en tres meses y con casi cinco de embarazo.

Cuando se es mamá es delicioso sentir que se tiene un espacio para una misma y una meta que te lleva a un nivel a donde no habías llegado. La capacidad de hacerlo en medio de la faena familiar demuestra que al final es justo la familia mi motor. Por lo menos mis hijos verán en vivo lo que deámbula por mi mente mientras friego y cambio pañales.

Hoy, en el bloque de las 5p.m. de Fashion Week Panamá, desfilarán las creaciones de Teresita, acompañadas por mis joyas. ¡Qué emoción! Es primera vez que mis pequeñas obras estarán en pasarela.

Colección 2011


Este año los viajes guiaron al lápiz sobre el papel. Los dijes de espejos vinieron a mi mente frente a la bahía de San Francisco, y los aretes de la nueva colección están inspirados en las peinetas y pendientes gitanilla comunes en Andalucía, pues mi esposo y yo anduvimos recorriendo la ciudad de Granada.
La colección de este año fue preparada paso a pasito, en el ajetreo diario y sin darme mucha cuenta. Sin mucha planificación, reuniendo ya todas las piezas, mi amiga Chabela Sicz, diseñadora de joyas textiles, y yo decidimos presentar nuestras nuevas colecciones juntas en la antigua casa de mis padres, que ahora han convertido en un hermoso bed and breakfast que está por inaugurarse con el primer día del nuevo año (2012).
Hasta mañana domingo 18 de diciembre, Chabela y yo estaremos en Totumas Lodge (Calle del IPA, Hato Pintado, la casa con los globos en el portón) de 3 a 8 p.m. recibiendo a amigas y amantes del diseño, la moda y piezas únicas.
Mi inspiración primera sigue siendo la artesanía indígena de Panamá, con figuras talladas en cocobolo, tagua, nacar, madera nazareno... Este año caí rendida frente a las pulseras tejidas en paja, al estilo de las canastas de los wounan y las de cocobolo, madera cuya belleza me parece una joya por sí sola.

Noche de joyas

Amigos. Sangría. Jazz en vivo. Brillo dorado. Mariquitas. Risas. Caballitos de mar. Rica conversa.
La presentación de la nueva colección de Tartá, en el restaurante Mañoco, fue un encuentro entre amigos y coleccionistas de accesorios.
La colección 2010 de Flor e Ileana muestra sus andanzas creativas. Han jugado con nuevos materiales como el nácar y la madera nazareno.
En los diseños de Ileana predominaron los collares largos con dijes de madera en forma de hojas, y dijes de tagua tallados como peces y libelulas. Flor se inclinó por los aretes usando corales, cadenas y detalles delicados como camafeos y mariposas de tagua.
Lo que ellas escogieron lucir esa noche habla de su exploración y la esencia de la marca. Flor eligió una pieza circular de cocobolo, un regalo del artesano wounaan de la marca, que ella intervinó desarmándolo y colocándolo en un cordón de oro. También llevó su primera pieza Tartá, un semanario diseñado por Ileana, que mezcló con pulseras de cocobolo de diferentes gruesos.
Ileana llevó los aretes que bautizó Asian princess, para los cuales se inspiró en la forma de los aretes artesanales que descubrió en una foto que mostraba a una mujer vietnamita con su bebé atado a su espalda, trabajando en un máquina de coser bajo un higuero. Su interpretación de aquella escena lleva un calado de flores en plata bañada en oro.
Dicen que el packaging es importante, y en el caso de Tartá no lo es menos. Las bolsitas que envuelven cada pieza de la marca son elaboradas a mano por la madre de Ileana, María Luisa, con la tela que las indígenas emberá-wounaan utilizan envuelta a manera de falda. Son Flor y su mamá, Daria, quienes se lanzan en la búsqueda del textil de las bolsitas.


La inspiración




La imagen de la tortuga de Tartá representa su inspiración en la naturaleza.


La joyería de Tartá, diseñada por Ileana Pérez Burgos y Flor Carvallo, utiliza únicamente técnicas artesanales, que llevan siglos haciéndose, y las adapta a la vida moderna, siguiendo el gusto de la mujer de hoy.


Sus piezas, que mezclan la artesanía wounaan con la orfebrería artesanal, son un homenaje a la madre naturaleza a través de la moda.


La marca aterriza la acelerada vida de hoy con algo que no es artificial, ni industrial, ni pasajero sino una obra única, que lleva la entrega de las manos que la confeccionaron.


Las joyas de Tartá son confeccionadas en plata, oro y plata bañada en oro, también llevan piezas talladas en madera cocobolo, semilla de tagua, concha nácar, y tejido de cestería emberá-wounaan.


La marca solo utiliza madera de árboles que han caído por sí solos; y los colores de las piezas de cestería se logran con tintes vegetales.